Enric Coderch vuelve a dar vida al Celler del Rial de Arenys de Mar |
Un buen libro es como una buena bodega. O una buena bodega es como un buen libro. ‘¡Que tanto monta, monta tanto!’, como dijeran Isabel y Fernando. En un libro hay capítulos que nos hacen revivir situaciones olvidadas, párrafos que nos producen ensueños ocultos, frases que nos trasladan a evocar vivencias muy poco presentes. También una buena bodega nos lleva a revivir sensaciones similares. Unos espacios, que por imperativos de la modernidad, están desapareciendo de nuestros lares.
A través del zumo de Baco, ‘alma mater’ de toda buena bodega, alcanzamos la libertad, gracias a sus
licores y a las tapas que acompañan el espiritoso elemento. Todo espacio dedicado
al vino es lugar de culto en la vida cotidiana del hombre Mediterráneo. Un
templo sagrado que está en vías de extinción.
Hoy hemos tenido la suerte de vivir un momento mágico. Magnífico. En la
localidad marinera de Arenys de Mar se ha reabierto una bodega. Una bodega clásica,
nada de local funcional ni post moderno. ¡No!. Se ha reinaugurado una bodega como las
de antes, amplia, de techos elevados, con cubas para almacenar vino añejo a granel,
barra larga para servir y exhibir todo tipo de tapas, mesas de mármol, terraza
en la riera frente la puerta del local. Una magnífica escenografía preservada y
respetuosa con el ideario de tal como se concibió este espacio décadas atrás.
La iniciativa ha venido de un buen amigo, Enric Coderch, dinamizador de otro
espacio, el ‘Espai Gastrònomic
d’Arenys de Mar’, dedicado a enaltecer los sentidos gustativos y del paladar. Con su nuevo proyecto, el ‘Celler de Rial’, lo que ha pretendido, nos
comenta, “es recuperar el espíritu de la bodega mediterránea, como lugar de
degustación de bebidas y tapeo en todo momento, hacer el vermut del mediodía, poder
degustar un buen carajillo y disfrutar de un combinado a mediatarde o por la
noche, respetando la estética original de estos locales, y donde se pueda hablar,
conversar, saborear, filosofar”.
En definitiva recuperar un espacio, conservando su autenticidad primigenia.
Porque las bodegas, en el fondo son eso, lugares de culto y cuna del arte y la
literatura, sitios idóneos ‘per a fer petar la xerrara’. No ha sido casualidad
que en la reinauguración de esta local hayamos encontrado a gente creativa, empresarios,
artistas, personajes del mundo de la moda, amigos, gente de mar y parroquianos
del Rial, todos ellos con el común denominador de saber valorar lo que de auténtico
ha de tener una bodega de riera mediterránea.
En la inauguración vimos a la cronista de moda Alicia Miralpeix
y al grafista Manué, que decorará con sus tizas el local
|