lunes, 15 de diciembre de 2014

'Los 16 salvadores martirizados', de Kersey Graves



Es un autor clásico de la historiografía. De la interpretación del fenómeno religioso y de la desmitificación de mitos. Un ateo con argumentos y una referencia del libre pensamiento. Curiosamente este autor, a pesar de haber nacido en el seno de una familia  ultrareligiosa, de la secta cuáquera norteamericana, pronto renegó de su tramolla religiosa-cultural y reflexionó sobre la gran mentira que representan las religiones, artilugio intelectual concebido como corsé para sujetar mentes y súbditos. El 'opio del pueblo', como vino a decir otro descreido y desmitificador.

Los libros de este ateo nunca han sido traducidos al español, a pesar, que desde las culturas hispánicas, el radicalismo agnóstico, antireligioso y ateo, ha sido una corriente constante desde el siglo XIX, con muchos adeptos. Y creemos que la gran mayoria de estos heterodoxos y anticlericales españoles, sin haber leído nunca a este autor, tenían fuertes referencias con él, eso sí, indirectas, con su pensamiento y obra.

Nos estamos refiriendo a Kersey Graves, un excuáquero, nacido hace 201 años (en noviembre del 1813) militante del ateísmo, que a los 62 años publicó un libro, The World's Sixteen Crucified Saviors (Christianity Before Christ) [Los 16 salvadores del mundo crucificados – El cristianismo antes de Cristo], aparentemente uno más en aquella época que revisó a fondo los pilares de las religiones y su influencia en las sociedades, pero que puso en ‘crisis’ a muchas de aquellas verdades irrefutables e incuestionables, como el caso de las fuentes ideológicas en las que se sustentaban muchas religiones monoteístas, con profetas sacrificados, como es el caso de Jesucristo en el Cristianismo.


Como constata Graves en su libro, Jesús es uno más de otros muchos mártires de la religión. En total evidencia a 16 dioses o profetas sacrificados y puso sobre el candelero el interés por el conocimiento de la otras religiones habidas en las distintas civilizaciones humanas.

Un libro impresionante y lúcido. De auténtica autocrítica cultural. Por ello, en ciertas parcelas del mundo, cristianos, papistas, islámicos, fundamentalistas, esta obra no tiene ‘cabida’ en las editoriales de estas zonas, donde la presión del entorno religioso del ‘sistema’ siempre ha intentado dificultar o incluso prohibir cualquier edición y publicación de las obras de este librepensador que siempre opinó que para ser libre hay que ser crítico y radical hasta la médula.

Una humilde petición desde esta web: Si alguien encontrara alguna edición en español, gallego-portugués o catalán, de The World's Sixteen Crucified Saviors (or Christianity Before Christ) rogamos nos lo comuniquen, ya que nos sería muy grato, poder decir que SÍ, existe una edición ibérica de la obra de Graves. Ante esta ausencia, desde Libros Abiertos, en la colección Los Libros del Pirata, ofrecemos en versión inglesa la sexta edición de esta monumental obra.

4 comentarios:

  1. Ni Higgins ni Massey eran eruditos o académicos y ambos eran entusiastas
    religiosos autodidactas (esto generalmente es cierto de todos los proponentes
    de la teoría del mito de Cristo). Más importante aún, ninguno de ellos es
    recordado hoy en la historia de la erudición. Escritores como Dorothy Murdock
    – una proponente que se hace oír de la teoría del mito de Cristo – lamenta que
    estos supuestos titanes intelectuales hayan sido olvidados. Ella colma de
    efusivos elogios particularmente a Massey (2009, pp. 13-26) llamándole un
    “pionero.” En realidad, ninguno de ellos tuvo alguna idea por la cual fuesen
    dignos de recordar. Son prácticamente desconocidos en la egiptología moderna.
    La obra de Higgins y Massey fue retomada y continuada a las mil maravillas
    por Kersey Graves, quien escribió el libro Los Dieciséis Salvadores Crucificados
    del Mundo (1919). Este libro tristemente anticuado aún es lectura estándar para
    los ateos militantes. Desdichadamente, los seguidores de Graves no parecen
    darse cuenta que este libro estaba basado en la obra de dos aficionados
    propensos al error. Para empeorar las cosas, Graves no parece haber consultado
    él mismo los mitos originales. Parece que incluso pudo haber falsificado parte
    de su obra. En todos los casos de sus ‘salvadores crucificados,’ a diferencia de
    Jesús, ninguno fue en realidad crucificado y ninguno de ellos murió muertes
    salvíficas, es decir, a favor de la salvación de otros. De hecho, algunos de ellos
    jamás murieron.

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    1. Jesús tampoco es recordado en la historia humana en libros fuera de la Biblia. Solo hay dos historiadores que lo mencionan brevemente en su registros, como alguien que se hacía llamar el ungido. Hay una marcada copia de Dioses Egipcios y Sirios que si están registrados en la historia mundial como ara no darse cuenta de que es un invento pagano de la iglesia romana para controlar a las personas a través del miedo y la ignorancia.

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    2. Es maravillosa la mente del hombre cuando se empinada en un grano de arroz para juzgar y evaluar a quienes habitan varios niveles más arriba de la escalera de la sabiduría. Tan incoherente como descalificar a los sabios de la antigua Grecia tales como platón Aristóteles porque no fueron a la universidad y no fueron graduados. A los hombres que queréis juzgar o evaluar, antes que nada les preocupaba su propia evolución y por "añadidura" entregaron conocimiento a los demas. Existen muchos otros hombres que han pasado por esta tierra, y pasarán, en el absoluto anonimato. Las perlas, dicen, no son para girarlas al barro

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    3. Es maravillosa la mente del hombre cuando se empina en un grano de arroz para juzgar y evaluar a quienes habitan varios niveles más arriba de la escalera de la sabiduría. Tan incoherente como descalificar a los sabios de la antigua Grecia tales como platón o Aristóteles porque no fueron a la universidad y no fueron graduados. A los hombres que queréis juzgar o evaluar, antes que nada les preocupaba su propia evolución y por "añadidura" entregaron conocimiento a los demas. Existen muchos otros hombres que han pasado por esta tierra, y pasarán, en el absoluto anonimato. Las perlas, dicen, no son para tirarlas al barro

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