La moral tradicional tuvo una
edad de oro con una pléyade de brillantes panegiristas católicos a principios del siglo
XX.
Esta visión pedagógica para encauzar comportamientos humanos, dar carácter a las personas, ennoblecer las virtudes de las gentes y los pueblos se ha desmoronado ante el relativismo actual.
Hoy he descubierto este librito que entronca con la tradición más positiva y cristiana de la Catalunya de principios del siglo XX. Seguidora de la moral balmesiana, e impregnada por el estilo marcado por obispos como Josep Torres i Bages o su antecesor, Josep Morgadas, ambos guías espirituales de la zona de Vic, y donde este último llegó a ser obispo de Barcelona, o de los valencianos Joan Lagarda y el 'obispo viudo' Enric Reig, ambos obispos de Barcelona en los caleidoscópicos años del primer tercio del siglo XX, una ciudad referencia de anarquistas, pistoleros, burgueses, artistas, bohemios, juego, prostitución, industriales, comerciantes y portuarios.
Todos estos eclesiásticos apostaron por proyectar la moral cristiana entre las descreídas capas del pueblo de la sociedad y optaron por difundir una moral natural, abierta, evitando confrontaciones con otras moralidades, también positivas de la época.
Producto de esta pedagogía propagandística es este librito escrito por el sacerdote, organista y rimólogo de Manlleu (Vic), Joan Punti i Collell, en el año 1929, donde lo verdaderamente impresionante de esta publicación no lo es tanto el texto literario, sermonón y aburrido, un poco pesado y rutilante, si no los dibujos que acompañan a estas moralejas, que sintetizan en cuatro viñetas todo el discurso moral del eclesiástico.
Esta visión pedagógica para encauzar comportamientos humanos, dar carácter a las personas, ennoblecer las virtudes de las gentes y los pueblos se ha desmoronado ante el relativismo actual.
Hoy he descubierto este librito que entronca con la tradición más positiva y cristiana de la Catalunya de principios del siglo XX. Seguidora de la moral balmesiana, e impregnada por el estilo marcado por obispos como Josep Torres i Bages o su antecesor, Josep Morgadas, ambos guías espirituales de la zona de Vic, y donde este último llegó a ser obispo de Barcelona, o de los valencianos Joan Lagarda y el 'obispo viudo' Enric Reig, ambos obispos de Barcelona en los caleidoscópicos años del primer tercio del siglo XX, una ciudad referencia de anarquistas, pistoleros, burgueses, artistas, bohemios, juego, prostitución, industriales, comerciantes y portuarios.
Todos estos eclesiásticos apostaron por proyectar la moral cristiana entre las descreídas capas del pueblo de la sociedad y optaron por difundir una moral natural, abierta, evitando confrontaciones con otras moralidades, también positivas de la época.
Producto de esta pedagogía propagandística es este librito escrito por el sacerdote, organista y rimólogo de Manlleu (Vic), Joan Punti i Collell, en el año 1929, donde lo verdaderamente impresionante de esta publicación no lo es tanto el texto literario, sermonón y aburrido, un poco pesado y rutilante, si no los dibujos que acompañan a estas moralejas, que sintetizan en cuatro viñetas todo el discurso moral del eclesiástico.
De un valor expresivo y artístico formidable, las fabulosas ilustraciones que realizó el
dibujante Joan García Junceda, dan
fuerza, por si solas a la moralina servida por el autor de estas ‘Faules i Moralitats’
(Fabulas y Moralejas). Un libro donde casi sobra la literatura y que se sostiene por
la maravillosa ilustración de un artista genial y único.
.
LA EDICION ORIGINAL DE 1930: EL PRIMER VOLUMEN DE LA COL·LECIÓ ROSELLES
La primera edición de este libro de moralejas se publicó en el año 1930, obteniendo su 'nihil obstat' episcopal por el censor Joan Tusquets Terrats - no podía ser menos en un libro de marcado cariz católico-, en diciembre del año 1929.
Estaba integrado en la colección "Roselles", editada por la Editorial Balmes, en su linea Foment de la Pietat. Enseñamos detalles de esta primera edición del librito.
Gracias a un lector del blog, nos hemos percatado de que no aparecía el texto en este post. Incomprensible error. Lo ponemos tal como se escribió en su momento.
ResponderEliminarPedimos disculpas a nuestros lectores, que muchos como él pensaba que solo contaban las ilustraciones. En el fondo tiene razón. Lo bueno de este libro son sus ilustraciones.
Verdaderamente sensacionales los dibujos. ¿Podríais poner más ilustraciones?
ResponderEliminar