miércoles, 29 de febrero de 2012

“La Salvación Roja”

Ya nadie piensa ya en ella. Pero durante gran parte del siglo XX fue la esperanza de muchos. La salvación roja era la utopía de desclasados, explotados, oprimidos y un joven editor madrileño, Juan Bautista Bergua, abogado, escritor, idealista, republicano, romántico, creía firmemente en los años treinta en la revolución comunista, como metástasis liberadora de España. En el año 1931 editó un libro, ahora totalmente subterráneo, “La Salvación Roja”, y su éxito, le animó a escribir y publicar un “Catecismo Comunista” para hacer pedagogía y sentar las bases para instaurar una república comunista en España. Era un admirador de la obra  de Marx y Engels, pero veía que el pueblo llano en España, entonces aún en gran parte analfabeto, nunca podría entender lo que estos ideólogos habían escrito para intelectuales y economistas si no se trasladaban sus ideas con palabras simples y comprensibles.

A pesar de su apego al ideal comunista, desde sus principios fue un heterodoxo marxista, que coqueteó con la intelectualidad de la época, tanto la burguesa liberal, como la socialista y con núcleos anarquistas y utópicos libertarios de la década de los años 30.

Sus libros editados bajo la fórmula de libros de bajo coste, tuvieron un éxito de ventas inusitado. Fue tanta la demanda de la “Salvación Roja”, (1931) que tras su edición decidió publicar (febrero de 1932) su pequeño “Catecismo Comunista”, de 32 páginas, donde insertó en la última hoja una invitación para afiliarse a un posible Partido Comunista Libre (PCL).

Los vendía al precio de 0,50 pesetas por ejemplar, pero estableció, con gran acierto comercial, unos importantes descuentos si el número de peticiones se incrementa por demanda. Así, si se pedía un lote de 25 libros, el precio por unidad salía a 0,40 pesetas, si el lote era de 100 ejemplares,  a 0,35 pesetas por ejemplar, de 500 ejemplares a 0,30 pesetas y un lote de 1.000 ejemplares, el precio por ejemplar sería de 0,25 ptas.

En la primera edición del “catecismo”, los 10.000 ejemplares publicados se agotaron en tres semanas y la segunda edición fue de 40.000. Por el buen resultado editorial, sus lectores le pidieron que organizase este Partido Comunista de nuevo cuño, ya que a los cuatro meses había recibido 12.000 demandas de afiliación. Su éxito preocupó a propios y extraños. Aquel año el Partido Comunista pro-soviético, el de la Tercera Internacional, es decir el ortodoxo, tenía sólo unos 5.000 militantes en toda España.

Ante la avalancha de afiliaciones para entrar en el Partido Comunista, que llamó Libre,  Bergua no sabe que hacer y, fue a pedir consejo a su amigo Pedro Rico, por entonces alcalde de Madrid. Este político republicano, cachondo y buen vividor, a  parte de ser un gourmet sibarita como pocos, y un cobarde como muchos –huyó de Madrid durante la Guerra Civil ante la amenazada de la entrada del ejército de Franco-, dice a Bergua que tenía dos opciones a seguir ante este dilema: fundar de verdad un partido, con su secretariado, infraestructura, etc., dejar la editorial y dedicarse como única actividad a la política o, no contestar a los afiliados, retirar del mercado el “Catecismo Comunista” y “a tener suerte". Y le advierte que Stalin,  no quiere competencias y que ni la derecha, es decir, los grandes terratenientes españoles, ni la Iglesia, tolerarían jamás que le discutiesen sus privilegios con obras como esta del “Catecismo Comunista” o la “Salvación Roja”. La profecía de don Pedro se había de cumplir al pie de la letra. Bergua, fue encarcelado por las tropas franquistas, pudo exiliarse a Francia, gracias a los augurios de su amigo el general Mola, y siempre fue maltratado por la intelectualidad stalinista, que retiró y ocultó la importante obra de este abogado madrileño, tanto la de escritor como la de editor.

jueves, 23 de febrero de 2012

El silenciado Patxot


Navío atacado por piratas rifeños


Hemos descubierto gracias a un blog de temas  sobre piratas, - se llama www.piratasabordo.blogspot.com -, a un personaje menorquín que valdría la pena reivindicar, Fernando Patxot i Ferrer, escritor, periodista, espía y astrónomo que vivió durante el reinado de Isabel II.
Reproducimos lo que dicen de él en ese blog:

Fernando Patxot es un enigmático personaje, que utilizó los pseudónimos de “Ortiz de la Vega” y “Sor Adela”, y vivió en el confuso y turbulento siglo XIX español, en aquella España romántica, gótica, revolucionaria y convulsiva.

"A parte de bestia literaria, con una extensísima obra que abarcó todos los géneros (biografía, “Historia de Napoleón” (1939), “Glorias Nacionales” (1855),  de viajes, “Guía de Barcelona” (1840), traductor de Francois Guizot de su “Historia de la revolución de Inglaterra” (1837), de historiador “Anales de España” (1857-1859),  como novelista, de periodista, con innumerables artículos en publicaciones de la época), era un entusiasta científico “amateur”, faceta muy común en aquella época.

"Postergado Patxot en el olvido, por su contradictorio vaivén ideológico, sabemos de él que fue  un empedernido viajero, seguidor en un principio, tanto físicamente como ideológicamente del liberal general Prim, pero que al final de su vida, tras sobrevivir una terrible epidemia de cólera que asoló Barcelona, se convirtió en un intelectual ultramontano, defensor de la religión y la tradición.

"Nació un mes de septiembre de 1812, en el puerto de Maó, Menorca, enclave del masonerismo británico en España y murió el 3 de agosto de 1859 en la montaña mágica de Montserrat, en Cataluña, donde por arrebatos místicos  se retiraba, de vez en cuando, huyendo del mundanal ruido de la metrópolis de Barcelona, donde vivía.
"En 1857 funda el periódico  El Telégrafo, que le servirá para exponer sus ideas sobre la política que tenía que seguir España y distanciarse de la ideología liberal de los revoltosos generales que medraban bajo el seno de la reina Isabel II. Antes, Patxot, había sido un fervoroso admirador de Prim, el general y político catalán que “guerreó” en el norte de Marruecos y que se negó a ser comparsa de la política francesa de intervenir en México. En esta etapa, Patxot, como militar al servicio del reino de España, operó como agente de inteligencia a las órdenes del general, a quien también apoyó panfletariamente, convirtiéndose en uno de los principales panegiristas en la incipiente carrera del general catalán, que años más tarde liderara una revolución contra la reina Isabel en 1868, entronizara a un rey masón procedente de Turín (1870), y acabase muerto en un atentado, acribillado a tiros y dejado a la buena de Dios, desangrándose, mientras era intervenido, herido en el Hospital Clínico de la capital de España en los últimos días del año 1870.

"Patxot no vivió los últimos años del aguerrido militar, murió en 1859, precisamente en las visperas de cuando Prim y otros generales tenían todo a punto para atacar el Magreb, pero ya antes de su muerte utilizaba el sarcástico pseudónimo de “Sor Adela”, para firmar sus escritos más tradicionalistas, como fue la serie novelada que a modo de tetralogía quiso retratar el espíritu rebelde de una juventud romántica, indecisa entre el mundo conservador y el progresismo revolucionario del siglo XIX, con los títulos “Las ruinas de mi convento” (Barcelona, 1851), “Mi claustro” (2.ª parte) (1856), “Las delicias del claustro” y “Mis últimos momentos en su seno” (1858, 3.ª y última parte).”

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Hemos leído su informe referente a la descripción socio-geográfica del norte de Marruecos, lo que se conoce con el nombre del Rif. En su “Opúsculo de Marruecos. Estudio sobre las causas del ataque a Ceuta” realiza un exhaustivo análisis de como vivían sus habitantes de esta zona africana, sus recursos, la psicología de los distintos pueblos,  cómo estaba organizada su economía, cómo era el día a día en las cabilas, los efectivos armados del sultán de Fez. Interesantísimo es el apartado que trata sobre la piratería bereber. Sorprende como a mediados del siglo XIX, aún actuaban los piratas rifeños en la costa comprendida entre Melilla y Larache, asaltando embarcaciones europeas. Los miembros del blog  “piratas a bordo” nos han remitido una copia de aquella publicación. Nos ha parecido sensacional, aguda, e incluso actual, a pesar de evidenciar la posición neocatólica de Patxot como intelectual. Fue sin duda un precursor de esta corriente que tantos seguidores tuvo en España en un nutrido grupo de escritores post-románticos. El opúsculo contiene unas magníficas ilustraciones, con unos grabados exquisitos, ya que es la versión popular y reducida de su informe militar y que publicó después para los lectores de su diario. Os pasamos una muestra de lo leído, y os enviamos copia en .pdf, del impreso.






miércoles, 22 de febrero de 2012

Rescatar libros perdidos

Libro de la Oca, de Juan Fco. Piferrer



Vamos a rescatar libros perdidos. Amarillos. Enterrados en el subsuelo. Olvidados en los estantes polvorientos. Carbonizados por el fuego de la intolerancia. Silenciados. No reeditados por la negligencia o la mala  intencionalidad de sus editores. Censurados, por obra y gracia de la inquisición, del poder político, del clan dominante en un entorno social, o por las religiones absolutistas.

Estamos abiertos a clase de escritos,  de escritores que se avengan a "colgar sus textos" y a todo tipo de formatos.

La Galaxia de Guttemberg ha cumplido una función. Y la tendrá que seguir cumpliendo. Pero creemos en las nuevas tecnologías de la red. Y hasta que ésta se mantenga libre, aunque mucho nos tememos que las amenazas contra su integridad fundacional basada en la libertad y el intercambio de comunicación, de saberes, de experiencias, cada vez son mayores, aquí estaremos.

Mientras duremos, utilizaremos este sitio blog  en la web para poner a flote libros, documentos y conocimientos que se encuentran en letargo debajo de los distintos subsuelos de estos mundos subterráneos.