Vamos a rescatar libros perdidos. Enterrados en el subsuelo. Olvidados en los estantes polvorientos. Carbonizados por el fuego de la intolerancia. Silenciados. No reeditados por la negligencia o la mala intencionalidad de sus editores. Censurados por obra y gracia de la inquisición, del poder político, del clan dominante en un entorno social, o por las religiones absolutistas.
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