Julio Murillo, junto con Angel Joaniquet |
He coincidido esta semana de
forma casual con tres escritores a los que admiro desde que les leí su primer
libro. Ha sido en la presentación de la novela El club de los filósofos asesinos, del publicista y periodista Julio Murillo, que acaba de editar, un relato pasado por el barniz del género negro, de ‘thriller’
francés, o mejor dicho de ‘roman noir’, ambientado en París, surgido de la
indignación, y publicado en un momento de cabreo generalizado, tanto del propio
escritor, como por la sociedad sumida en
la postración más resignada.
A Murillo lo descubrí cuando leí su libro Shangri-La. De esto hará cuatro años. Pero lo más cachondo de dicha
presentación es que allí encontré, a
parte del escritor por el que se hacia el acto del libro, a otros
dos escritores que no esperaba verlos allí, y a los que admiro desde hace
tiempo. Allí estaban José Luís Múñoz, al que leí por primera vez en un lejano
año de 1988, cuando me cayó su novela Barcelona Negra, una auténtica narración
de libro subterráneo amarillo, a pesar de que en su momento ganara el premio
literario Azorín de novela, auspiciado por la Diputación de Alicante, y a Angel
Joaniquet, al que tengo un sumo respeto por sus escritos sobre piratería y temas marítimos,
al que descubrí hace diez años , cuando publicó su libro en catalán Pirates i
Corsaris, y con el que mantengo un feeling especial desde que nos pusimos en
contacto y me permitió subir algunas de sus obras en este blog.
A ambos, sinceramente, no esperaba encontrarlos en este acto. Pero allí
estaban. Uno [José Luís Múñoz] como
presentador y como padrino del autor y de
la obra que se daba a conocer (El club de los filósofos asesinos), el otro
[Angel Joaniquet], por ser amigo desde la adolescencia del autor Julio Murillo,
y compañero suyo de universidad, -por lo que me dijeron-, cuando ambos estudiaban
Ciencias de la Información en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Me conmovió el encuentro, verdaderamente casual, ya que nunca pensé que este triángulo de escritores, a quienes venero, podría verlos y autorelacionarlos en un mismo espacio y en un mismo tiempo, recreado para dar a conocer un libro recién editado: El club de los filósofos asesinos.
Para inmortalizar el encuentro de estos amigos, casi desde la infancia, les hice una foto para la eternidad.
Me conmovió el encuentro, verdaderamente casual, ya que nunca pensé que este triángulo de escritores, a quienes venero, podría verlos y autorelacionarlos en un mismo espacio y en un mismo tiempo, recreado para dar a conocer un libro recién editado: El club de los filósofos asesinos.
Para inmortalizar el encuentro de estos amigos, casi desde la infancia, les hice una foto para la eternidad.
La portada del libro presentado, editado por MR |
Un momento de la presentación de la novela El club de los filósofos asesinos |
Primera novela que leí de Múñoz en el año 88 |
Primera edición del libro que editó Jucar Ediciones y Paco Ignacio Taibo II |